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Leer: Nayra Chalán en el aniversario de la rebelión indígena de Ecuador

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Nayra Chalán (derecha) y Luisa Lozano, con la vestimenta tradicional de Saraguro. Foto: Robert Puglla

Writers Rebel entrevista a Nayra Chalán, una líder indígena de Ecuador que tuvo un papel clave en el levantamiento indígena de octubre de 2019.

Hace un año esta semana, cuando Extinction Rebellion paralizó el centro de Londres, cuando Writers Rebel nació en Trafalgar Square, el anuncio de las medidas de austeridad dictadas por el FMI en Ecuador había desencadenado el mayor levantamiento indígena en más de una década.

Mientras que Extinction Rebellion logró ocupar partes del centro de Londres, el movimiento indígena de Ecuador efectivamente paralizó todo el país. Grupos nativos de la Amazonia, la Sierra y la costa habían bloqueado carreteras en todo el país, cortando el suministro de alimentos. Miles de personas habían convergido en la ciudad capital de Quito (algunos caminando cientos de millas desde la región Amazónica), donde se encontraron con una brutal represión policial y militar. Siete manifestantes murieron, entre ellos el líder indígena Segundo Inocencio Tucumbi Vega, quien fue asesinado a golpes por la policía. En un ejemplo poético de justicia indígena, cuatro agentes del orden fueron capturados por manifestantes y obligados a llevar el ataúd en el velorio de Tucumbi Vega, antes de ser liberados.

El levantamiento no fue el primero organizado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que representa a las 14 nacionalidades indígenas del país. En las décadas posteriores a la primera gran rebelión de 1990, el movimiento indígena de Ecuador se convirtió en uno de los más fuertes del continente, debido a su capacidad de movilización y la inclusión de una amplia gama de grupos étnicos. Las rebeliones anteriores han resultado en el derrocamiento de dos presidentes.

La mayoría de la población indígena de Ecuador vive en la región Andina, o Sierra, y es de nacionalidad Kichwa. Están representados por ECUARUNARI (la Confederación de Pueblos Kichwa del Ecuador), una de las tres organizaciones regionales que integran la CONAIE. Muchos Kichwas de la Sierra son campesinos que siembran cultivos como maíz, papas y frijoles, o crían ganado. Otros se ganan la vida con las artesanías tradicionales como el tejido, el bordado y la joyería. En el corazón de la cosmovisión indígena Andina está el concepto de Sumak Kawsay, o buen vivir en armonía con la naturaleza y la comunidad. Una de las mayores amenazas a esta forma de vida es la mega-minería transnacional de oro y cobre.

En esta entrevista, hablamos con Nayra Chalán, la vicepresidenta de ECUARUNARI. Nayra pertenece a un grupo de Kichwas llamado Saraguros, cuyo nombre significa “tierra de maíz”. Los Saraguros son una cultura indígena única en Ecuador, ya que se cree que sus antepasados ​​fueron Incas reubicados del Lago Titicaca, en la frontera de Perú y Bolivia, en el siglo XVI. Saraguros cuentan que son descendientes de miembros del círculo más cercano del líder Inca Huayna Capac, quienes fueron enviados a Ecuador para comenzar una nueva colonia que se adheriría fielmente a las creencias de su líder.

Hablamos con Nayra sobre las estrategias de la rebelión, el papel que jugaron las mujeres, y la situación un año después.

WR: ¿Cuáles fueron los eventos que llevaron al paro?

NC: A inicios del gobierno actual de Lenín Moreno en 2017, se planteó necesidades no resueltas por el anterior gobierno de Rafael Correa, como educación intercultural bilingüe, justicia indígena, amnistía para más de 400 luchadores sociales perseguidos por el régimen de Correa, transporte comunitario, territorios libres de minería, entre otros.

Ante la ausencia de respuestas a estos planteamientos, el 23 de agosto del 2019, la CONAIE en Asamblea anual, rompe definitivamente un diálogo infructuoso instalado desde el 11 de diciembre del 2017. En ese mismo espacio asambleario, se define la fecha de movilización. El primero de octubre, Moreno anunció del decreto 883 que quitaba los subsidios a los combustibles, una medida económica que nos obligó a adelantar la fecha de la movilización.

Luego de tener paralizado varias provincias decidimos trasladarnos a Quito en donde ya estaban movilizados, estudiantes, transportistas y trabajadores. La llegada del Movimiento Indígena a Quito fue determinante.

WR: ¿Cuáles fueron las estrategias para organizar un paro tan impactante?

El levantamiento de octubre 2019. Foto: Andrés Tapia y Bryan Garces, Comunicación Confeniae – Lanceros Digitales

NC: Aunque los niveles de confrontación con la fuerza pública fueron más visibles en la capital ecuatoriana, no restamos la importancia que tuvo las acciones de hecho que se llevaron en cada uno de los territorios. No hemos podido contabilizar cuantos cierres de vías hubo en total a nivel del país.

Además de ello, en varios territorios los niveles de presión fueron más allá. En 9 provincias nuestros compañeros se tomaron las gobernaciones. En otros territorios hubo cortes al suministro de agua y telecomunicaciones. En la Amazonía ecuatoriana, las organizaciones decidieron tomarse pozos petroleros. ¿Legitimas? Por supuesto. La Amazonía lleva siendo un territorio petrolero más de 50 años desde el boom petrolero del 70 y las condiciones de vida de la población ha ido en detrimento por la irresponsable contaminación, las regalías del petróleo nunca llegan en formas de beneficio para la población. De igual manera el problema de la concentración del agua en manos privadas, que pone en desventaja a los pequeños agricultores.

La crisis de representación y de la institucionalidad del Estado contribuyeron en gran medida a que la indignación sea denominador común justo en ese momento álgido. La convocatoria de la rebelión de octubre rebasó nuestra expectativa. La logística planificada para sostener la alimentación y alojamiento de las y los compañeros que se trasladaban a Quito desde las diferentes provincias no fue suficientes, porque cuando el Movimiento Indígena se moviliza a Quito, la capital de nuestro país, lo hace para quedarse hasta encontrar respuesta. A eso se sumó la voluntad de la gente de la capital, nos proveyeron de alimentación suficiente para resistir.

Como decimos nosotros, la lucha es la madre de todos los derechos, entonces uno se pone la camiseta desde cualquier trinchera, desde apoyar con un plato de comida, hasta en las barricadas y en las calles.

WR: ¿Cómo se sintió estar en las calles de Quito en octubre de 2019? ¿Tiene algún recuerdo particular de la huelga que le gustaría compartir?

NC: Toda la jornada fue complicada con momentos llenos de euforia. Las dos primeras muertes, la del compañero Inocencio Tucumbi y Daniel Chaluisa fue como echarle gasolina al caldero. Cuando ellos perdieron la vida a manos de la fuerza pública, eso desató los ánimos de los manifestantes y los niveles de indignación con la fuerza pública crecieron reclamando responsables de sus muertes.

Luego, el diálogo con el presidente Lenin Moreno, a quien condicionamos ser transmitido en cadena nacional porque era necesario desmontar la idea de que los dirigentes habíamos negociado, mismas que fue parte del trabajo de inteligencia del Gobierno para crear un conflicto interno en la organización. Después de ese suceso todos quienes fuimos víctimas de una y otra manera de la violencia estatal supimos que ganamos una batalla, y que desde ese momento en adelante Ecuador iba ser diferente. Y así fue. Desde este momento el Gobierno ha invertido un porcentaje importantes del presupuesto general del estado para fortalecer la fuerza pública, una campaña de desprestigio y de criminalización a la protesta social mucho más agresiva, además de la persecución a líderes sociales con acusaciones de terrorismo.

Por otro lado, el Ecuador es diferente porque gran parte de la población problematiza la precariedad de la vida y sabe que no solo es una decisión individual la idea de bienestar, sino que hay una responsabilidad de Estado con políticas públicas que no han sido resueltas.

WR:¿Cuál fue el rol de las mujeres indígenas en el paro?

NC: Siendo las mujeres una parte importante en esta sociedad, en términos numéricos, su rol no puede ser dejado de lado, aunque la gran política tiende a anular la relevancia de su acción. Octubre se sostuvo porque hubo mujeres que destinaron toda su fuerza a las labores de cuidado, y no solo de sus hijos, sino también de sus compañeros y compañeras de lucha. Nos hicimos cargo de la alimentación, de la sanación, pero, además, las mujeres indígenas que asumimos un cargo dirigencial, aunque numéricamente inferior a la participación masculina, también estuvimos en espacios de toma de decisiones y dirección.

La foto más icónica de la rebelión de octubre 2019. Photo: David Díaz Arcos, Bloomberg

Cuando una mujer indígena sale a la lucha, nunca deja a sus hijos en la casa, sino que los carga y hace la lucha con ellos. Sin embargo, octubre tuvo niveles desproporcionales de represión que se tuvo que crear espacios de cuidado para los menores y mujeres en estado de gestación, mismo que fueron asumidos en gran parte por mujeres feministas urbanas.

WR: ¿La Asociación de Víctimas del Paro Nacional “Inocencio Tucumbi”, tuvo éxito en evidenciar las graves violaciones de derechos humanos perpetradas por el estado durante el paro?

NC: Después de octubre tuvimos la visita de la CIDH, quien posterior a las versiones recibidas tanto desde la sociedad civil como del gobierno, determinó que en el escenario de octubre hubo graves violaciones a los Derechos Humanos, además de un uso desproporciona de la fuerza pública. A pesar de estas conclusiones de no ha habido voluntad de buscar responsabilidades y reparación por estas graves violaciones, más bien desde el gobierno, una vez identificado a varias víctimas de octubre se dedicó a sobornar con tal de que las víctimas desistan en demandar al Estado. No podríamos llamar éxito cuando en nuestro país la justicia es un arma de represión y persecución política. Buscaremos justicia, reparación y no repetición en las instancias necesarias porque acá no tenemos respuestas.

WR: Un año después, ¿cuáles han sido los impactos a largo plazo de la huelga?

NC: Luego de octubre, con más fuerza el gobierno ha puesto los ojos sobre el movimiento indígena como el enemigo interno a quien vencer, por lo mismo la persecución política, la intimidación son hechos repetitivos en las dirigencias. El fortalecimiento del aparato represivo, destinando millones de dólares para la dotación de implementos para policías y militares, pero además la creación de un marco jurídico Acuerdo Ministerial 179 que habilita a las fuerzas armadas su accionar en el control del orden interno, poniendo a su resguardo los sectores estratégicos como la minería con la cual las comunidades llevan años de lucha.

Pero sobre esta constitución de un estado militarista, tenemos un capital que los sectores sociales en especial el movimiento indígena que es desde donde hablo, no estamos dispuesto perderlo. La esperanza en la organización social creció y el nivel de politización y de cuestionamiento al poder político, económico, a la hegemonía y al capitalismo vincula a numerosas consciencias del estrato popular del campo y la ciudad, ahí es donde estamos luchando día a día por nuestra dignidad.

ECUARUNARI se puede encontrar en Facebook y Twitter. Para ver un video de seis minutos sobre la lucha de ECUARUNARI contra la mega-minería, haga clic aquí. Siga esta página de Facebook para apoyar la resistencia ecuatoriana contra la mega-minería.

Nayra Chalán fue entrevistado por Beth Pitts, quien ha estado trabajando con comunidades indígenas en Ecuador desde 2013, especialmente aquellos que defienden sus territorios del extractivismo. De estos defensores, Beth aprendió que el ecoturismo comunitario les permite proteger sus ecosistemas amenazados y culturas ancestrales. Esto la inspiró a escribir la Moon Guide to Ecuador & The Galapagos Islands (2019), la primera guía internacional sobre Ecuador con un enfoque en viajes éticos.

Beth es parte del equipo de Writers Rebel y está entusiasmada con las posibilidades alquímicas de unir las dos fuerzas que le dan más esperanza para el futuro: los defensores de la naturaleza indígena y Extinction Rebellion.